El madrugón del lunes fue durillo... pero bueno, al bajar a la recepción del hotel, nos esperaba el desayuno, asi que por lo menos ver los dos huevos fritos alegraba la mañana (un poco) y en cosa de 10 minutos aparecía un hombre para advertirnos de que el autobús nos estaba esperando. Uff... por lo menos el autobús va casi vacío, menos mal!! algo de aire. Peero, esa sensación se iba truncando según cojíamos a más y más gente, hasta el punto que algunos se quedaron esperando a otro autobús.
Finalmente llegamos al ¿puerto? de Chong Kneas a 11 km de Siem Reap, bueno, un sitio donde había algo de agua, y algunos barcos. Eso sí el sol estaba precioso, rojo y grande. Pena que a esas horas no conseguí sacar una foto digna..jeje Una vez dentro del barco, serían las 7, lo único que quedaba era encontrar una buena postura, que el día iba a ser largo y además el trayecto en barco lo permitía, ya que la primera parte era en un lago bastante grande, no se veían ni las orillas... en total eran como unas 6-7 horas de paseo en barco por 35$.
"Puerto" de Chong Kneas
Pero una vez dormido un ratillo, nos despertamos, y el paisaje era mágico, con muchísima gente pescando en el río con sus txalupas, las casas de madera, pueblos flotantes...y eso sí, todos los niños, y algunos no tan niños, encantados de saludarnos.
La verdad es que una vez que nos subimos a la parte de arriba del barco, la sensación del viento chocando en la cara, combinada con los pueblecitos, la gente...etc fue imposible bajarse hasta llegar a Phnom Pehn.
Árbol curioso a orillas del río
Pueblo con casas flotantes
Todos encima del barco
Un par de expertos en txalupa
Un montón de barquitas por el río
Los niños siempre saludando
Llegando a Phnom Penh
Carteles de bienvenida
La llegada a Phonm Penh no es nada agradable, te saludan unos cuantos carteles de publicidad, con algún edificio alto a modo rascacielos y bastantes semiderruidos, además el color marrón-arena de la ciudad hace que la ciudad parezca un tanto inhóspita. Una vez atracado el barco, nos asaltan varios hombre a grito de: "taxi/tuk-tuk". Lo primero que hacemos es alejarnos y tras comprender que el Royal Palace estaba un poco lejos, aceptamos a coger un tuk-tuk, que nos acercara.
Cartel del tuk-tuk (el peinado es del barco jaja)
Una vez en el tuk-tuk, la obsesión del conductor era ofrecernos dónde dormir y continuar después con el tour. Obviamente, le dijimos que nos llevara al Royal Palace y que se olvidara, que ya iríamos andando a buscar hostels, ya que están bastante cerca.
El Royal Palace, entrada 6.5 $, estaba bastante bien, mucho edificio bonito, bien cuidado y por dentro, los que se podían ver, también muy interesantes.
Edificio del Royal Palace
Edificio principal del Royal Palace
Típica barandilla
Más edificios del Royal Palace
Al final de la visita al templo, las fuerzas empezaban a flaquear...así que empezamos la búsqueda de alojamiento. El camino también fue sorprendente jeje. Al llegar, El Top banana hostel, recomendado por la Lonely, estaba lleno, y nos fuimos a otro que estaba al lado, el Blue Dog Guesthouse. Bueno, los siguientes pasos son obvios, ducha y a comer!!
Peluquería callejera camino del hostel
Monumento a la independecia de Camboya
Después de tener el buche lleno, nos daba la noche, y con ello la ciudad adquiría otro color, será porque coincidía con el día de San Valentín, pero el ambiente de la calle era espectacular, gente por todos los lados, muchísima gente joven en cuadrillas, también vimos muchos chavales bailando en una plaza, sin ningún tipo de motivo aparente, simplemente por pasar un buen rato siguiendo a un maestro, o al video de un portátil. También mucha gente cenando en la calle, en restaurantes al aire libre. Léase, en una acera, unas cuerdas para cerrarla al paso, unas alfombras, y el carrito con la comida en el borde de la carretera.
"Restaurantes" a pie de calle
Anécdota: yendo por la calle, buscando la orilla del río, cuando íbamos a pasar por una calle algo oscura, fuimos advertidos por un local, para que fuéramos por calles con luz. no era el primero que nos advertía de aquello, asi que empezamos a preguntarle sobre el tema...parecía tan buena persona que terminamos quedando con él para el día siguiente hacer un tour, y que nos llevara al aeropuerto.
También descubrimos otra parte de Phnom Penh, la orilla del río, aquello parecía un malecón, también mucha gente, y bastantes bares. Uno de ellos llamado Pacharán, donde vimos la carta y se nos hizo la boca agua, que rápidamente se deshacía viendo los precios jajaja. Y sí, también tenían pacharán, si no recuerdo mal, Etxeko y Zoco...increible. Otro de los bares, que fue donde nos tomamos unos cóckteles, era en el ático de un hotel...con música en ¿directo? (no, era playback, un poco racio). Eso sí, su canción en castellano no falta jeje. No voy a explicar que hablando en castellano Vir...alguien en un ascensor le entendió todo lo que dijo..jajaja. Después vuelta a casa, eso sí, el pobre del tuk-tuk nos llevaba, pero no tenía ni idea..asi tuvimos que guiarle...
Roof Bar, muy cool jeje
Al día siguiente, empezamos la visita al museo Tuol Sleng (obligada para todo aquel que se interese por la historia de los países que visita) se trata del antiguo instituto Tuol Svay Prey...después ocupado por los Jemeres Rojos y utilizado como prisión, centro de interrogatorio y tortura, y cambiado el nombre por el de Prisión de seguridad 21 (S-21). Solo encontraron vivos a 7 personas de las 17.000 que calculan que pasaron por este infierno, salvadas por alguna habilidad especial. La visita fue muy dura, tanto que no llegué a sacar ninguna foto. Menos mal que alguno de nosotros sí. Los Jemeres Rojos dominaron el país de 1975 a 1979 (algo menos de 4 años) con la visión de convertirlo en un paraíso comunista y agrícola-ganadero, Kampuchea democrática. De hecho el régimen de Pol Pot llegó a vaciar la capital Phnom Penh, y a asesinar a todo aquel intelectual (fuera camboyano o no).
Alambre de espino para evitar suicidios
Celdas para torturar a personas de alto rango
Celdas para la población civil
Después de aquello y con el cuerpo aún revuelto, nos fuimos al mercado ruso, un enorme cuadrado cubierto, donde había absolutamente de todo, desde souvenirs para turistas, hasta comida muuuy local.
Motos por doquier...
Mucho colorido en el mercado
Con las compras hechas, el siguiente paso fue salir de la ciudad para seguir aprendiendo sobre la historia camboyana y las brutalidades cometidas por los Jemeres Rojos. El destino era el campo de concentración de Choeung Ek. Para mí fue menos desagradable que el S-21, que por cierto eran de donde traían a muchos para exterminarlos, a menudo de palizas, para ahorrar balas.
Estupa budista en honor a los asesinados
Y aquí se acababa esta aventura en Camboya. No sin antes pagar los 25$ de tasas aeroportuarias. Vuelo a Kuala Lumpur, cena y partidita de cartas, y otra vez a Jakarta.
Vistas de Phnom Penh desde el avión
Hasta la próxima aventura!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario