El viernes a la tarde, a eso de las 16.30 salía nuestro mini-bus (3.000.000Rp por el fin de semana, más dietas del conductor) en dirección a Pelabuhan Ratu (Puerto de la Reina)… o eso creíamos.
Parada de aprovisionamiento
Efectivamente, sigo en Indonesia, y eso te hace vivir momentos como estos. Salimos en el mini-bus, y después de unas dos horas de camino, me da por preguntar dónde estamos (por eso de la curiosidad…). La respuesta, con sonrisa nerviosa del conductor, es que se ha confundido y que tenemos que dar la vuelta. Tardamos un rato en dar la vuelta porque había un atasco infernal. Mientras tanto con ayuda de un gps comprobábamos lo lejos que estábamos, y viendo que teníamos que volver hasta Jakarta…barajamos la opción de cambiar nuestro destino. Finalmente no lo hicimos y 5 horas después de salir de Jakarta, estábamos otra vez en Jakarta… Resultado, lo que en general deberían haber sido 4.30 horas de bus, se convirtieron en 11 interminables horas (llegando a las 3.30 am).
A las 3.30 am buscando el resort
Sin embargo, el paisaje y la compañía lo compensan. Fuimos 8, perfecto para una villa en el Pondok Kencana (805.000Rp/noche) situado en Cimaja. El sitio estaba muy bien, las vistas eran buenas (ya que la villa estaba un poco elevada), había piscina (bueno, un poco sucia), y la villa en sí, tenía unas enormes puertas con cristalera enormes, que se podían correr, dejando toda la cocina y salón abierto. También había 3 habitaciones y un baño.
Piscina de las villas
Desayunando en el bar de las villas
Una de las habitaciones de la villa
La cocina de la villa
Salón de la villa
Vistas desde nuestro salón
Nuestra villa (la de la izquierda)
El sábado nos fuimos a ver la playa del Ocean’s Queen resort. El sitio estaba muy bien, aunque no se trataba de la típica playa paradisiaca… sin embargo había una cala accesible bien por las rocas, o bien por unos caminos de piedra interiores mucho más acogedora. Las olas eran relativamente grandes y pegaban con fuerza (con tanta que a Ivan le rompieron la clavícula contra el fondo del mar…).
Para comer nos fuimos a un restaurante, consejo de locales, que estaba extremadamente bueno: gambas, calamares, pescado, kangkung, nasi goreng y para terminar ice capuccino.
Por la tarde nos movimos de playa, a una mucho más grande con muchos indonesios.
A la mañana siguiente, el objetivo era surfear, y algunos allí se fueron. Yo, todavía con mi dedo convaleciente, y con viajes preparados para los próximos fines de semana, descansé un fin de semana más. La playa elegida para tumbarnos, una muy cercana a Pelabuhan Ratu.
Llegando a la playa
Para llegar a la cala: por las rocas
Para llegar a la cala: por el interior
Vista de la playa grande
Vista de la cala
Volviendo por el camino
Para comer nos fuimos a un restaurante, consejo de locales, que estaba extremadamente bueno: gambas, calamares, pescado, kangkung, nasi goreng y para terminar ice capuccino.
Niños jugando al lado del restaurante
Comida
Playa llena de indonesios
A la mañana siguiente, el objetivo era surfear, y algunos allí se fueron. Yo, todavía con mi dedo convaleciente, y con viajes preparados para los próximos fines de semana, descansé un fin de semana más. La playa elegida para tumbarnos, una muy cercana a Pelabuhan Ratu.